el poder de las redes sociales
las redes sociales
Hablar de desinformación, noticias falsas o fake news no es un tema de este siglo, sin embargo, la masiva popularidad de este tipo de contenidos sí está íntimamente ligado a las nuevas tecnologías. Para la investigadora y profesora de la Universidad de Deusto, Miren Gutiérrez, “las plataformas digitales dan sostén a las redes sociales y permiten la masiva generación e intercambio de contenidos, la desinformación se multiplica y disemina de forma exponencial en tiempo real sin espacio para la reflexión o corrección”.
Debido a esa velocidad con que se generan y comparten los contenidos, y teniendo en cuenta las facilidades que nos brindan las nuevas tecnologías, resulta viable la propagación de noticias falsas de una manera más rápida y económica. Tal y como lo expone el periodista inglés James Carson en su artículo ‘Fake News: ¿Qué son exactamente y cómo detectarlas?’ , los social media rompieron los límites que evitaban la difusión de noticias falsas en las democracias. Facebook y Twitter les permitió a las personas intercambiar información a gran escala, mientras que plataformas como WordPress dieron lugar a que cualquiera pudiera crear un sitio web.
Dicho cambio en la forma de comunicar información, en la que hoy sobresalen cantidades desbordantes de noticias a las que no se les dedica tiempo de análisis y profundización, y la mala utilización de estas para tergiversar una discusión, así como la rápida difusión y cobertura que permiten las plataformas digitales, nos ha llevado a ser una sociedad infoxicada, ávida de información, pero no de conocimientos.
PENSANDO MENOs
La adicción a la tecnología nos está llevando por entramados de datos poco fiables, sesgando nuestro panorama y haciendo de cada uno de nosotros seres menos pensantes, menos productivos. Hoy, según el neurocientífico Daniel Levitin, nuestros cerebros están más ocupado que nunca. Estamos agredidos c|on hechos, pseudo hechos, y rumores, todos posando como información.
Ante este panorama, o mejor, frente a esta sociedad hiperconectada que solo razona, debate, busca cambiar el mundo y respira, entre otras cosas, a través de las redes sociales, era obvio que la mano sucia del político iba a hacer su aparición en cualquier momento. Lo que para algunos era un simple juego de memes o montajes graciosos entre políticos, exguerrilleros y medios de comunicación, con el tiempo se fue tornando en este imparable fenómeno que hoy conocemos como fake news.
El ejemplo más claro para entender el poder de las redes sociales y las noticias falsas es el caso de Cambridge Analytica, la polémica compañía de análisis de datos que utilizó la información de 50 millones de usuarios de Facebook para cambiar la intención de voto de los estadounidenses y favorecer en las urnas al republicano Donald Trump, ¿cómo?, analizando los perfiles psicológicos de estas personas para así saber qué tipo de información les mostrarían con mayor frecuencia en dicha red social.
BOTS y ALGORITMOs
Las redes sociales se convirtieron en canales digitales plagados de sesgos informativos. Para Katie Langin, editora de la Revista Science, “al dar like, compartir o buscar información, los robots sociales pueden magnificar la difusión de noticias falsas”, a estos se les conoce en el ámbito informático como algoritmos; que según la Real Academia de la Lengua son “un conjunto ordenado y finito de operaciones que permiten hallar la solución de un problema”. Pero ¿cómo una operación matemática puede llegar a predecir qué contenido me interesa o no ver en mi timeline?
Edgerank es el algoritmo que usa la red social Facebook para escoger las historias que aparecen en la página de inicio de cada uno de sus usuarios, este esconde los contenidos que no son relevantes y muestra al usuario un resumen de lo más significativo que han publicado sus amigos. Aunque parezca algo simple, “en realidad el algoritmo de Facebook contiene más de 100.000 variables que, si se combinan, cruzan el comportamiento de los usuarios y la interacción con el contenido disponible en la red social”, asegura Alexander Cruz, licenciado en Comunicación Social.
Entonces, si los algoritmos dificultan la búsqueda de información verídica y reafirman las creencias preexistentes de las personas, ¿cómo enfrentar a las fake news? En un estudio realizado por la Misión de Observación Electoral – MOE –, durante las elecciones presidenciales de Colombia en 2018, se comprobó que la noticia falsa puede variar de formato según la red social en la que se difunda y su tiempo de vida dependerá del salto que dé entre uno y otro canal. Razón por la que es importante “fortalecer de manera interdisciplinar una educación que permita confrontar y dimensionar en los ciudadanos los usos, comportamientos y actitudes que se tienen frente a las redes sociales ya que, aunque han sido una evidente herramienta para la democratización y acceso de la información, también se demuestra que son susceptibles fácilmente a estrategias deliberadas de campañas de desinformación y manipulación”.